BAREYO: Bareyo (S)...

Bareyo (S)
Iglesia Santa María de Bareyo.
Poco sabemos, documentalmente, de lo que fue el pasado más lejano de la iglesia de Santa María de Bareyo, ya que ni sus orígenes religiosos ni su edificación románica han quedado determinados. Hay que suponer que naciese como pequeño monasterio particular en los primeros siglos de la repoblación medieval o que se adscribiese cono sufragáneo a otro de mayor categoría como, en este caso, pudiera ser Santa María del Puerto, que le queda muy próximo y que como sabemos, tenía un dominio bastante marcado en la Trasmiera. Tan solo un documento de 1195, existente en su Cartulario, aparece la testificación de dominus Petrus abbas de Baredio, lo que nos hace suponer que en esta fecha existía en Bareyo una comunidad de monjes, con su abad Pedro.
Dada la cronología que por comparación de estilos y análisis arqueológicos, damos a la iglesia románica de Bareyo, no sería difícil suponer un auge económico del monasterio de Santa María de Bareyo en tiempos del citado abad Pedro, en los años finales del siglo XII o comienzos del XIIII, que es cuando debe de ser levantada la iglesia.

A pesar de que todo lo que de románico conserva está en relativas buenas condiciones, Santa María de Bareyo tiene diversos añadidos posteriores que, al exterior, quedan perfectamente determinados: torre, pórtico, sacristía en el lateral sur y dos capillas góticas en el norte. Lo románico se limita al ábside, capillas laterales del crucero (que no se aperciben al exterior) y torre de cúpula cúbica a cuatro aguas.
El ábside esta formado por dos cuerpos horizontales, y tres calles verticales separadas por semicolumnas entregas, que tienen la misma altura que el muro. En cada calle y partiendo de la imposta que separa los dos cuerpos del ábside, hay una ventana. La calle central conserva íntegra su ventana central, doble ajimezada, de capitel de bolas y volutas, y que abre dos arcos de medio punto con arquivoltas de baquetones y escocias que apoyan lateralmente en dos columnas con capiteles de zarcillos y bolas. La cornisa del ábside lleva bolas con caperuza y está sostenida por 15 canecillos, cinco por cada calle, contando además con los capiteles de las columnas entregas que también sujetan la cornisa. Hay canecillos animalísticos, otros de carácter sexual, de caveto, con bola, de rollos, etc.
El muro norte exterior del presbiterio, conserva aún su terminación románica, con siete canecillos con decoración de bolas, aquillados, etc. La cornisa del presbiterio sur los ha perdido. Sin embargo, conserva este muro las huellas de una ventana románica que, aunque cegada, todavía permanece en el interior con toda su estructura.
La torre exterior que enmarca la cúpula es cuadrada y maciza, de dos cuerpos divididos por imposta moldurada y con dos ventanas abiertas; en el cuerpo bajo meridional, una, y en el alto oriental, otra.
Interior. Al igual que San Román de Escalante, es en el interior de la iglesia, y sobre todo en ábside y presbiterio, donde se acentúa la riqueza escultórica del monumento, formando además con el conjunto arquitectónico interior una bella combinación muy lograda. Lo primero que al entrar impresiona es el ábside, bastante alto, cubierto con bóveda de horno. Lleva dos arquerías ciegas separadas por imposta moldurada. La superior está formada por siete arcos de medio punto, algunos claramente peraltados, con guardapolvos de puntas de diamante. Todos apoyan sobre capiteles diversos: bolas con caperuzas, frutos angulares y piña, bolas y cabezas cortadas, palmas, Adán y Eva con la serpiente, espirales. Hay arquivoltas más o menos adornadas, con ondulaciones o lóbulos con círculos interiores a modo de fusayolas, con piñas, de dovelas convexas y cóncavas, con rosetas de ocho pétalos, soga, etc. La mayor parte de los fustes de la arquería superior son monolíticos, los de la inferior son entregos y formados por varios tambores.
De los muros interiores del presbiterio solo se nos conserva casi íntegro el del lado sur. Los dos debieron de tener la misma composición o estructura: arco ciego resaltado y peraltado, que nace de columnas angulares con su capitel y llega casi hasta el arranque de la bóveda. Dentro de este gran arco se desarrollan en el cuerpo inferior otros dos arcos ciegos muy semejantes a los de la arquería baja del ábside, de medio punto, guardapolvo sencillo y arquivolta de cazoletas cóncavas que se corresponden con el fondo del arco que forma una venera. El arco derecho ha sido abierto para colocar la puerta de la sacristía añadida. El extradós de estos arcos se cierra con una imposta sobre la que carga una ventana también románica que aún conserva los fustes con estrías verticales el derecho y helicoidales el izquierdo. Los capiteles entre los que apoyan los arcos citados de este lienzo presbiterial tienen la particularidad de componer todos, en esquema y por partes, el viejo tema románico de las Marías ante el sepulcro.
De mucho interés en esta iglesia, por su originalidad, es el pseudo-crucero que se intercala, entre el presbiterio y la nave. Lo forma un espacio rectangular que se abre, al norte y al sur, en sendas absidiolas, semicirculares, disposición ciertamente extraña en la planimetría románica y que, con alguna diferencia, vemos en ciertas iglesias del románico del norte burgalés. El paso del presbiterio al pseudo-crucero se hace por medio de un gran arco triunfal, doblado y apuntado, sostenido por medias columnas entregas que acaban en capiteles. El paso a las dos absidiolas se hace igualmente por arcos apuntados y doblados que cargan sobre capiteles.
Las cubiertas de la iglesia son: de cascarón u horno para el ábside de cañón apuntado para el presbiterio; de cúpula piramidal soportada por dos gruesos nervios de corte rectangular que apoyan sobre ménsulas labradas para el pseudo-crucero, y de bóveda de horno para absidiolas.
La pila bautismal se halla colocada en la pequeña habitación que forma el piso bajo de la torre, accediéndose a ella o desde la iglesia, o desde el pórtico. Es seguramente la pila más bella de todo el románico montañés. (1)
En el tambor se abren ventanas, la izquierda conserva su arquivolta de puntas de diamante y otras dos más internas, de medio punto, descansan en capiteles con bolas y motivos vegetales. La del lado derecho es una simple aspillera. Y la central, es doble, separada con un ajímez en columna monolítica de tres fustes y un solo capitel con bolas y volutas, siendo su organización similar a la de la izquierda. Posee una linterna de planta rectangular y dos cuerpos separados por línea de imposta. En el interior podemos ver que la cabecera es románica, se compone de un ábside con dos cuerpos de arquerías ciegas y se cubre con una bóveda de horno que nace en una imposta. La arquería alta se compone de siete arcos de medio punto que apoyan en capiteles de motivo variado: geométrico, vegetal y un capitel de temática bíblica: Adán y Eva. La arquería inferior consta de cinco arcos de medio punto más anchos que los de arriba, descansan en capiteles figurados: un par de cabezas barbudas, una cabeza humana sobre elementos vegetales, dos cabezas con rasgos expresivos y la representación de un obispo en medio, otras cabezas barbadas con peinados de ondas y por último, una cabeza sobre la que hay volutas de caracol. Entre los arcos primero y segundo y cuarto y quinto, se aprecia la cabeza de dos personajes, uno de ellos barbado. El presbiterio se cubre con cañón apuntado, en cada uno de sus lados vemos una arquería ciega de medio punto peraltado, que en el lado de la Epístola cobija una credencia. El arco triunfal es doblado y apuntado, sostenido por semicolumnas que no llegan al suelo, sino que se detienen en los capiteles de la arquería baja, los capiteles son figurados. Pasando el arco llegamos a un par de capillas absidales que hacen las veces de crucero, se cubren con bóveda de horno y se abren a la nave con arcos apuntados y doblados que apoyan en columnas de varios tambores. Los capiteles son figurativos. (417)

Posee una pila bautismal con basamento formado por dos leones acostados y una copa tetralobulada decorada con entrelazos, palmetas, palmetas y tallos entrelazados y cestería, en cada uno de sus lóbulos. (417) web local (Círculo Románico)