En el año 2004 la
Santa Sede creó la nueva diócesis de Terrasa, separándola de la diócesis de
Barcelona, con lo cual esta antigua basílica, situada en la Plaça Vella, se convirtió oficialmente en la
Catedral de Terrassa, recuperando así el antiguo obispado de Egara, que había existido entre los siglos V y VIII, hasta e la invasión sarracena