Castillo de San Felipe, PUERTO DE LA CRUZ

Múltiples han sido los usos a los que ha sido destinado el Castillo de San Felipe a lo largo de sus casi cuatro siglos de existencia. Desde baluarte defensivo de la costa portuense -especialmente durante los siglos XVII y XVII-, hasta los usos más varipintos como improvisado lazareto, enfermería, ciudadela, almacén, restaurante, sociedad de tiro al plato y al pichón, y en tiempos más recientes una importante función cultural. La necesidad cada vez más acuciante de abastecimiento que empezó a experimentar la Isla de Tenerife, motivada por el rápido crecimiento de su población a lo largo de los siglos XVI y XVII, la casi total dependencia del exterior para su abastecimiento, la fragmentación del territorio canario en siete islas y, junto a todo ello, la carencia pronunciada de adecuadas comunicaciones terrestres, motivó que el transporte marítimo cobrase especial relevancia durante los siglos XVI, XVII, XVIII y gran parte del XIX. Por esta razón, los lugares que se encontraban en la costa norte de Tenerife, que era además la más poblada de la isla, se convirtieron casi inmediatamente después de la conquista por los castellanos, en centros importantes para la carga hacia el exterior de la producción azucarera y asimismo, de descarga de diversos productos que llegaban a la isla fundamentalmente, desde los continentes europeo y americano. Este comercio se realizaba por vía marítima, incluso entre los diversos lugares de la propia Isla de Tenerife, por la casi total ausencia de adecuadas comunicaciones terrestres.
(14 de Julio de 2019)