El brote de las viñas se produce a mediados de marzo y marca el inicio de la
primavera. En ese momento, los viticultores limpian los hoyos en los que se encuentra el cultivo y retiran los brotes sobrantes para que la planta se desarrolle de forma sana y sin estrés. A partir de finales de julio o principios de agosto se lleva a cabo la vendimia, siendo la primera que se realiza en Europa cada año.