De un modo un tanto casual, en 1775 se abrió allí la
Bodega El Grifo, todavía hoy en funcionamiento como la más antigua de
Lanzarote. Sería sólo cuestión de tiempo que otras tantas hicieran lo mismo. Todas estas
bodegas pusieron en marcha un método de cultivo de la vid único en el mundo, el cual hizo posible que, de una tierra yerma y calcinada, naciese un vino generoso y refinado.