Lanzarote, una isla con encanto volcánico, contrasta con el Océano Atlántico que la rodea en una unión espectacular. Donde el
agua y el fuego chocan nacen vapores imponentes y
paisajes evocadores que evocan los escenarios de Dante. Los Hervideros, un tesoro escondido de la isla, es un buen ejemplo. Aquí, los
acantilados rocosos se elevan sobre el Atlántico, sufriendo el violento asalto de las olas del océano.