En su interior seguía incandescente. En el frente se formaban
columnas de
roca que caían al
mar haciéndolo hervir y obligándolo a retroceder. Así se formó este
balcón espectacular que hoy conocemos como Los Hervideros. Durante el proceso eruptivo, el oleaje fue horadando esa cavidad que hoy es un atractivo turístico más de
Lanzarote y forma parte de los enclaves registrados en su Geoparque, como el Lugar de Interés Geológico, LIG, número treinta y siete.