Timanfaya aún está escribiendo su evolución natural y apenas ha sido alterada por la intervención humana. Las erupciones que transformaron éste territorio acontecieron durante el siglo XVIII y duraron 6 años. La más reciente tuvo lugar en 1824. Todas ellas dieron lugar a
monumentos geológicos que hoy contemplamos en forma de
edificios volcánicos, mares de lava,
campos de cenizas, hornitos y tubos volcánicos.