Le daba de
comer una mujer llamada Magdalena, la cual, tenía una cantina de ron y vino. Don Andrés no tuvo nunca una perra y cuando alguna llegaba a sus manos, salía disparado hacia la
casa mas necesitada. En la actualidad
Yaiza es un
pueblo con gran belleza y que ha mantenido la
tradición de sus casitas blancas y bien cuidadas.