. La siguiente aparición cartográfica del nombre de esta localidad es en el
mapa de Antonio Riviere (de 1740) y ahí aparece con la grafía Ugas, tomado sin duda de la
tradición oral. Que la oralidad es la
fuente primaria que toma este geógrafo para los nombres de las islas, y específicamente de
Lanzarote, es algo que comprobamos al comparar las escrituras de los topónimos de unos y otros autores, los de Riviere siempre acordes con lo que la tradición oral ha conservado y escritos además en la mayoría de los casos conforme a lo que lo oído aconsejaba, sin perjuicios de tipo cultista.