Aparece ya, escrito como en la actualidad, en la primera documentación que disponemos de las poblaciones de
Lanzarote, que es el
mapa que Torriani dibujó de la isla a finales del siglo XVI. Es curioso que en los
mapas del siglo XVII, primero el de Íñigo Briçuela y Próspero Casola (de 1635) y después en el de P. A. del
Castillo (en 1686) aparezca con nombres tan alterados como Toya y Toga en el primero y Taga en el segundo, que demuestran, por una parte, que tales autores lo malcopiaron de una misma
fuente o que tuvieron
fuentes diversas erradas, al margen de la oralidad, y, por otra, que desconocían el mapa precedente de Torriani, cosa lógica porque aún estaba inédito y se desconocía su existencia.