Su cráter central entró en erupción el 1 de septiembre de 1730, dando comienzo a la erupción volcánica más importante ocurrida en la
historia de
Canarias, que cambiaría para siempre el
paisaje de
Lanzarote. Caldera de los Cuervos es un ejemplo inmejorable del tipo de volcanes que podemos encontrar en el archipiélago: cráteres simples, de dimensiones relativamente reducidas que solo son capaces de entrar en erupción una sola vez dando lugar a construcciones de fragmentos de lava, muy espectaculares.