El cura de Yaiza, Andrés Lorenzo Curbelo, en su Diario habla de la emisión de lava de este volcán y los
caseríos que destruyó: «El 1.º de septiembre de 1730, entre las 9 y 10 de la
noche, se abrió de pronto la tierra a dos leguas de Yaiza, cerca de Chimanfaya. Desde la primera noche se formó una
montaña de considerable altura, de la que salieron llamas que estuvieron ardiendo durante diecinueve días seguidos.