La Cilla:
Lanzarote fue tras la conquista, y hasta la primera mitad del siglo XIX, una isla de Señorío. Además de las rentas señoriales, la vecindad debía aportar al clero el diezmo, el diez por ciento de los beneficios obtenidos en la explotación de cultivos y
ganado producidos en cada año. Los cereales rentados eran conservados es estos
graneros denominados cilla.