Para ello sacó el mejor partido posible a una serie de factores naturales que le eran muy favorables. Primero, estar a los pies de una atalaya privilegiada que le permite divisar una buena porción de la isla. Segundo, se encuentra resguardada de los vientos reinantes (alisios) por los complejos de Famara, Guatifay y Guanapay.