El
color, en este sentido, y aún habiendo sido una imposición apuntalada por la figura de César Manrique, contribuye en su blanco-verde a dar aún más, si cabe, esa sensación de unidad urbanística.
Teguise tomó cuerpo de ciudad colonial a mediados del siglo XV, siendo la tercera urbe de
Canarias, al haber nacido después de Rubicón y
Santa María de Betancuria.