Primero impone que el
convento se fabrique en
Teguise, en el
valle de Miraflores, y que la ad vocación del mismo sea de Nuestra Señora de Miraflores. Asimismo se obliga a hacer a su costa la
capilla mayor de la
iglesia del convento, de treinta pies de cuadrado, según estaba señalada, en lo tocante a albañilería en un plazo de tres meses, y además abrir la capilla de madera tosca y hacerla después de madera pulida en un plazo de un año.