Quería que se pusiera en la
capilla mayor el
estandarte del Marqués de
Lanzarote, y las
banderas que habían
ganado a los ingleses, franceses y moros, y que en la
fachada del
convento se colocara un
escudo de
piedra con armas del fundador. Fray Bartolomé Casanova, provincial de su religión en las Islas, envió a Fray Juan de S. Francisco como fundador y vicario del nuevo convento que llegó a contar con veinte religiosos.