A mediodía es la hora de dormir, y unos dejan las
portadas y otros sus barquillos, pero
Órzola se convierte en una aldea bellísima, soleada y llena de cadencias del
mar, porque a Órzola todo le viene del mar: « ¡
Santo mar, fuerza nueva,
agua querida,
adobo espiritual de nuestra vida,
campo siempre fecundo a la mirada!»