En abril y mayo, cuando más arrecian las olas, los pescadores abandonan
Orzola para rumbear hacia las «Islas Salvajes», en realidad la Salvaje, situadas entre Madera y
Canarias. Allí permanecen durante una zafra que, a veces, dura como tres meses, para al cabo regresar completamente cargados de viejas selectas.