La capitalidad de Lanzarote pasó de Teguise a Arrecife en 1852. Según Álex Brito (Rubicón), la ciudad «ya era un núcleo consolidado con una trama urbana articulada en torno a las carreteras que salían hacia Tías, San Bartolomé y Teguise. Contaba con viviendas, parroquia, dos castillos, carnicería, pescadería y hasta cárcel real».