FUENCALIENTE DE LA PALMA: Increíble pero totalmente cierto....

Increíble pero totalmente cierto.
Fruto de la impronta volcánica y del poder de sus gigantes dormidos. Salpicado de viñedos que aportan su paleta de verdes a un paisaje de tierra negra. Playas que regalan atardeceres únicos y alfombras blancas de sal. Así es Fuencaliente. Así es el sur de La Palma. Un municipio que sin desmerecer al resto sorprende y cautiva por su natural belleza y que condensa buena parte de la magia de este rincón canario.

Antes de empezar a tentarte con todas las experiencias que te esperan en Fuencaliente, situémonos geográficamente. Nos encontramos en la punta meridional de la isla, allí donde la cordillera de Cumbre Vieja se funde dócilmente con el Atlántico. En el prehispánico cantón de Abenguareme, actualmente delimitado por los municipios de Los Llanos de Aridane, El Paso y Mazo.

En esta zona, marcada por las erupciones que dejaron a su paso extensos campos de lava, se encuentra uno de los volcanes más bonitos de la isla, el Volcán de San Antonio. Cuando despertó, en 1677, contribuyó a forjar la inquietante orografía de Fuencaliente originando un precioso cráter de suaves curvas. Bordearlo, fijándonos en su rostro ennegrecido y sintiendo cómo la tierra cruje bajo los pies, es una maravilla.

Bordeando el Volcán de San Antonio. La Palma

Cráter del Volcán de San Antonio. La Palma

El viento sopla con fuerza y las panorámicas que desde aquí se divisan te obligan a no dejar la cámara ni un momento para inmortalizarlas en un puñado de píxeles. La vecina población de Los Canarios, el inabarcable océano que bate la costa, y allí donde acaba el sendero, a 654 metros de altitud, la impresionante silueta del Volcán Teneguía y las salinas. Una extraordinaria fusión de tierra, agua y aire que te hace sentir minúscula cuando contemplas este sobrecogedor escenario cuyo devenir puedes investigar en su moderno Centro de Visitantes.