Hay una historia referente a una silla y a la cúpula de la Catedral de las Palmas, de Canarias o de Santa Ana: Se dice que cuando el arquitecto encargado de terminar la parte trasera de la Catedral, desde el crucero hasta la cabecera, Diego Nicolás Eduardo, Canónigo de la Catedral y Arcediano de Tenerife al ser oriundo de esta Isla, diseñó los planos de la cúpula o cimborrio o cimborio (en Canarias se pronuncia "simborio"), a los albañiles encargados de constuirla les dio miedo, pues la altura que estaba proyectada (30 metros) era inaudita ya que nunca antes en Canarias se había construido una bóveda de esa altura, dijeron que se caería y se negaron a construirla. Para hacerles ver que estaban equivocados y que Diego Nicolás estaba seguro de la exactitud de sus cálculos les dijo que trasladaría su mesa de dibujo y su silla justo debajo de la obra del "simborio". Así lo hizo, como había calculado, no cayó ninguna piedra y, tan seguro estaba de que no pasaría nada, que iba todas las tardes a hacer la siesta al "simborio".Después de comer Diego Nicolás acuñó una frase: "me voy al simborio" para decir que se iba a hacer la siesta. Hasta hace no muchos años se decía, en determinados ámbitos y sólo en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, echarse una siesta "echarse un simborio".
También se dice, y esto es leyenda, que Diego Nicolás se tuvo que ausentar de Las Palmas porque también tenía obras en otras islas, en concreto en su Isla natal de Tenerife, creo que a supervisar la construcción de la Iglesia de la Concepción de La Laguna. A su regreso a Las Palmas vio que habían terminado el cimborrio de la Catedral, no tan airoso, sino más chato de lo que él lo había proyectado, lo cual le produjo tal disgusto que murió poco después.
Diego Nicolás Eduardo tiene una calle dedicada en Las Palmas detrás del Gobierno Militar.
En la Catedral hay un cuadro en el que se le representa y donde dice una leyenda: "Euclidi Nivariensi" es decir "dedicado al Euclides Nivariense", llamado así por su dominio de la técnica construtiva.
Saludos.
También se dice, y esto es leyenda, que Diego Nicolás se tuvo que ausentar de Las Palmas porque también tenía obras en otras islas, en concreto en su Isla natal de Tenerife, creo que a supervisar la construcción de la Iglesia de la Concepción de La Laguna. A su regreso a Las Palmas vio que habían terminado el cimborrio de la Catedral, no tan airoso, sino más chato de lo que él lo había proyectado, lo cual le produjo tal disgusto que murió poco después.
Diego Nicolás Eduardo tiene una calle dedicada en Las Palmas detrás del Gobierno Militar.
En la Catedral hay un cuadro en el que se le representa y donde dice una leyenda: "Euclidi Nivariensi" es decir "dedicado al Euclides Nivariense", llamado así por su dominio de la técnica construtiva.
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