¡Qué enfermedad de luces apagadas!
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"De todas las ruinas del mundo, la ruina
del hombre es, sin duda, el más triste espectáculo "-
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La mirada perdida en el vacío,
los recuerdos también
quizá perdidos para siempre.
Yo les recitaba unos versos
representativos para ellos.
Nunca podré saber
si al menos los comprendieron,
estaban como absortos, pensativos,
y solamente ante el ruido
de las palmas de sus cuidadores,
reaccionaban aplaudiendo.
Les dije con voz dulce
y de actor improvisado.
¡Si al menos pudiese llenar
una hora en vuestras vidas,
ya me daría por satisfecho!
- algo intuyeron -
Noté la reacción en sus caras-
Luego se perdieron nuevamente,
sus ojos se volvieron apagados y tristes.
¡Qué enfermedad de luces apagadas!
Estaban extraordinariamente atendidos,
era como ver a pájaros en jaula de oro.
Con la música fuerte del equipo
algo de brillo llegaba a sus ojos.
sus labios, a veces querían murmurar.
Que. dolor tan reprimido el nuestro,
teníamos que ser más actores que nunca.
Nosotros estabamos allí para alegrar
y lo seguiremos haciendo.
¡Qué enfermedad de luces apagadas!
. o de soles que brillaron.
Pienso yo, que. ellos, en su interior
también habrán pensado …
Ha llegado nuestro Ocaso,
y se recrean en eso todos los días
hasta que llegue su Ocaso de verdad.
Una más lúcida, dijo varias veces.
¡Yo se cantar!
¡Pues canta, canta con nosotros!
y me trasmitía su sonrisa de niña grande.
¡Madre mía, que momentos
más delicados y deliciosos!
Tenemos que seguir siendo cantantes
y artistas improvisados para ellos -
Pues esto amigos y compañeros
que estamos viviendo.
esto, es un espejo del futuro,
y otros vendrán y nos cantaran
en nuestras enfermedades degenerativas,
ya sea Alzeimer, o la trombosis etc..
Alegraran nuestro Ocaso
¡Qué enfermedad de luces apagadas!
Manuel Gonzalez Alvarez
UN APUNTE SOBRE LA SOLEDAD COMPARTIDA
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"De todas las ruinas del mundo, la ruina
del hombre es, sin duda, el más triste espectáculo "-
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La mirada perdida en el vacío,
los recuerdos también
quizá perdidos para siempre.
Yo les recitaba unos versos
representativos para ellos.
Nunca podré saber
si al menos los comprendieron,
estaban como absortos, pensativos,
y solamente ante el ruido
de las palmas de sus cuidadores,
reaccionaban aplaudiendo.
Les dije con voz dulce
y de actor improvisado.
¡Si al menos pudiese llenar
una hora en vuestras vidas,
ya me daría por satisfecho!
- algo intuyeron -
Noté la reacción en sus caras-
Luego se perdieron nuevamente,
sus ojos se volvieron apagados y tristes.
¡Qué enfermedad de luces apagadas!
Estaban extraordinariamente atendidos,
era como ver a pájaros en jaula de oro.
Con la música fuerte del equipo
algo de brillo llegaba a sus ojos.
sus labios, a veces querían murmurar.
Que. dolor tan reprimido el nuestro,
teníamos que ser más actores que nunca.
Nosotros estabamos allí para alegrar
y lo seguiremos haciendo.
¡Qué enfermedad de luces apagadas!
. o de soles que brillaron.
Pienso yo, que. ellos, en su interior
también habrán pensado …
Ha llegado nuestro Ocaso,
y se recrean en eso todos los días
hasta que llegue su Ocaso de verdad.
Una más lúcida, dijo varias veces.
¡Yo se cantar!
¡Pues canta, canta con nosotros!
y me trasmitía su sonrisa de niña grande.
¡Madre mía, que momentos
más delicados y deliciosos!
Tenemos que seguir siendo cantantes
y artistas improvisados para ellos -
Pues esto amigos y compañeros
que estamos viviendo.
esto, es un espejo del futuro,
y otros vendrán y nos cantaran
en nuestras enfermedades degenerativas,
ya sea Alzeimer, o la trombosis etc..
Alegraran nuestro Ocaso
¡Qué enfermedad de luces apagadas!
Manuel Gonzalez Alvarez
UN APUNTE SOBRE LA SOLEDAD COMPARTIDA