VIEGO: AQUEL OTOÑO TRANQUILO...

AQUEL OTOÑO TRANQUILO

¡Que fragancia daba el bosque
aquel otoño tranquilo!.
Todo el campo era una almohada
de hojas, de retama y pino,
que yo pisaba y pisaba
transportado, como un pájaro mecido.
Las más secas resonaban,
las verdes se iban prensando
al peso del cuerpo hundido.
Mi flama se fue llenando
de aquel olor mortecino
que daban las hojas secas
las retamas y los pinos,
y las piñas y los piñones
y hasta los cardos vecinos.
¡Qué fragancia daba el bosque
de aquel otoño tranquilo!
Las aves estaban alegres
con el follaje caído,
sus crías ya estaban grandes
abandonaron los nidos,
y el bosque era una alfombra
en todo su algarabío.
Cómo me acuerdo gozoso
de aquel otoño en el bosque
entre mis versos perdido,
rimando recuerdos de amores
de aquel ya lejano estío.
A los nombres se me antojaba
el llenarles de adjetivos;
y a Carmen le puse “mimosa”
como aquel sauce caído,
que sus ramas le adornaban
pareciendo un Crucifijo.
Y a María le puse “olores”
porque olía a los mil aromas
que había en los derredores.
Así, entre verso y verso,
preso de aroma y de flores,
pisaba las hojas secas
embriagándome de amores.

Manuel Gonzalez Alvarez

Pero hay otoños y hay bosques
que les ha pasado un impío,
y les ha prendido la mecha
y los ha dejado dormidos.
Ya no resuenan las hojas
ni los pies se me han hundido,
ni me ha llegado el olor
de retamas y tomillo.
Sólo cenizas y polvo,
sólo soledad y cirios
parecen los árboles del bosque
calcinados y torcidos.
Ya no hay fragancia en el bosque
y las aves ya se han ido,
o las han quemado vivas.
- Porque pasó un asesino-
Hoy ya no rima mi verso,
hoy ya no brotan mis ripios
para cantarle a María
para adornarla con mimos.
Hoy me brotan maldiciones
exclamaciones y gritos,
para llamarles ¡Cobardes!
! Asesinos ¡,! Asesinos ¡
¿Pero qué os ha hecho el bosque?
¿Qué os hicieron los pinos?
Los pájaros y las flores
y los lugares tranquilos,
donde sueñan los poetas,
y donde cantan los mirlos.
Asesinos ¡,! Asesinos ¡.
Hoy ya no rima mi verso
La fragancia se ha perdido.
No huele el campo a retama,
Ni huele el campo a tomillo,
Y el bosque es un cementerio
Donde se pierden los gritos.
¡! Asesinos ¡¡! Asesinos ¡
Manuel Gonzalez Alvarez