La Navidad ya no tiene el encanto, ni el relieve de los tiempos aquellos cuando éramos niños de alguna manera de los tiempos antiguos. Tal vez algún día ¿pero no ha llegado ya ese día?- el aroma de los mazapanes y turrones, las castañas asadas ó tostadas en el tambor, ya no evocan la Navidad en la casa a los niños sino mas bien unas jornadas gastronomicas, los árboles de plástico, el Belen ya no se hace de musgo del calero, son de ceramica muy bonitos, ya no se encienden los troncos de leña, y el chocolate.
Hemos perdido muchas cosas, ya no sentimos la magia de aquellas pequeñas y gustosas escenas domesticas.
Posiblemente nos quede algún viejo narrador o el mismo Angel Mato les contara a sus nietos los lejanos días de su infancia hará que echemos de menos el crugir de les madreñes al pisar la vieve, las costumbres y la atmósfera de alegria tan particular y especial que anunciabanesas fiestastan excelentemente.
Hoy en dia los coches trasforman la nieve poco a poco e barro, y los Reyes Magos convertidos en porteros de supermercados, paseando u golpeando el suelo con sus zapatos esperando con impaciencia la hora del cierre, sin esa inocencia que les era tan característica ¡Que pena! Quizás un día de Navidad no será más que una leyenda del pasado, que se cuente a los niños y a los mayores.
Dentro de nada cada persona será un numero y el mundo no tendra ya sitió para la emoción deberá contentarse con un sentimiento que ya conocemos un poco alrededor de La Navidad. La nostalgia.
Hemos perdido muchas cosas, ya no sentimos la magia de aquellas pequeñas y gustosas escenas domesticas.
Posiblemente nos quede algún viejo narrador o el mismo Angel Mato les contara a sus nietos los lejanos días de su infancia hará que echemos de menos el crugir de les madreñes al pisar la vieve, las costumbres y la atmósfera de alegria tan particular y especial que anunciabanesas fiestastan excelentemente.
Hoy en dia los coches trasforman la nieve poco a poco e barro, y los Reyes Magos convertidos en porteros de supermercados, paseando u golpeando el suelo con sus zapatos esperando con impaciencia la hora del cierre, sin esa inocencia que les era tan característica ¡Que pena! Quizás un día de Navidad no será más que una leyenda del pasado, que se cuente a los niños y a los mayores.
Dentro de nada cada persona será un numero y el mundo no tendra ya sitió para la emoción deberá contentarse con un sentimiento que ya conocemos un poco alrededor de La Navidad. La nostalgia.