! Mis mas cordiales saludos! Vamos a aplicar el dicho de, "mas vale tarde que nunca" y saludar a los antiguos, y... a los nuevos puesto que hay algunos que se han incorporado.
Me digo a veces: "debo de pasar por Viego" pero pasan los días, si que la visita se lleve a cabo. Pues bien, saludo a esa tierra y sus gentes: sufridas gentes.
y como en mi etapa por ahí nacerían algunas historias, que guardo celosamente. Y, como estamos en primavera., y esta es rica en nostalgias, poco después de que aparcaríamos la niñez, y con ella aquellas molestas albarcas, a `pasear por los caminos, de muchas miserias y de cosas sencillas también: hoy (soy sincero) por no responderme a mi mismo, en mi pueblo, donde por cierto, hay pocos colaboradores... pues pensaba que el invento que me bulle, desde el momento que pasaba la hoja de afeitar por mi cara; lo coloco ahí si este merece mi aceptación.
Veréis, muchachos de Viego, en mi pueblo hay una hermosa vega por donde serpentea un río, entre chopos que pueden ser milenarios... y... bueno en el nos bañábamos, o nos escondíamos, cuando ya creciditos, o como en el caso que me estoy pensado, en una escapada desde Madríd, se propiciaba otra escapada, con aquella morena del pelo largo, que también vivía en Madrid. pero que si le querías robar un beso, tendría que ser en un cine de barrio en las últimas butacas. En la paz del campo, y cuando la gente sesteaba, aquel verano, hace ya mas de medio siglo... la moza, que como el mozo, había crecido... escogiendo un lugar, entre los zarzales, deban rienda suelta a sus instintos (solo pecadillos sin importancia, entonces prohibidos y a veces castigados) ensayos en el amor: ese aprendizaje, como ya señalo, muy reconducido, según los cánones establecidos.
La moza aquella, seguramente, hoy, es una viejecita, que viaja con el Inserso (! Quien lo hubiera dicho entonces!), sus canas teñidas de rubio, posiblemente tenga hijos, que no le hacen ni puñetero caso, que cuando se van de vacaciones para que les cuide a los nietos, o una visita para pedir algo...! vete a saber!
Y, estoy pensando que tal vez, alguna vez, al igual que yo, cuando se mire al espejo, piense en que fue una chiquilla a la que yo le robé un beso, y que se puso mu colorada, pero que este se repitería. eso si sin ir mas lejos. Ya he dicho antes cuan rígidas eran entonces las costumbres en estos asuntos.
Pero vayamos a aquella historia, antes de que se me escape, si, me procura algunos versos.
ELLA ERA...
Ella era, el milagro que juvenil que se asoma
al mundo del amor. Ella era verso y brisa:
el vuelo mas hermoso, y naciente a la caricia
repentina. Ella-flor bella-crecida y luminosa.
Era ella alegría, de primavera... era hermosa
radiante en hermosura. Alondra coladora, ella,
de las alas de sus labios, dulces: era tierna.
Un sueño, naciente en mieles, su dulce boca.
De sus manos -! ah sus manos locas!- ella era
todo seda, todo sabor, a camino de ternura...
! Que delicia, desprendías sus besos, su andadura
en aquellas caricias largas y placenteras!
Era ella canto de ave, en la pradera, arrulladora
a mi temprano huerto, silfo de inocentes alegrías
en el instante, en que se busca una luna amanecida.
Era ella, en la caricia, amanecer de mil auroras.
Inquieta a veces, y atrevida mariposa venturosa
me volaba de sus alas, de amor siempre amanecidas.
tan sonoras de amaneceres tan en ansias sucesivas,
que me rendía a sus manos... enredaderas juguetonas.
Así era ella, de sus labios del color de la amapola:
llamarada palpitante, en la llamada a la dulzura
galopante en suspiros, próximos a la locura...
Ella era viento y brisa a la vez, y muchas cosas.
J. M (LIBERTAD)
Me digo a veces: "debo de pasar por Viego" pero pasan los días, si que la visita se lleve a cabo. Pues bien, saludo a esa tierra y sus gentes: sufridas gentes.
y como en mi etapa por ahí nacerían algunas historias, que guardo celosamente. Y, como estamos en primavera., y esta es rica en nostalgias, poco después de que aparcaríamos la niñez, y con ella aquellas molestas albarcas, a `pasear por los caminos, de muchas miserias y de cosas sencillas también: hoy (soy sincero) por no responderme a mi mismo, en mi pueblo, donde por cierto, hay pocos colaboradores... pues pensaba que el invento que me bulle, desde el momento que pasaba la hoja de afeitar por mi cara; lo coloco ahí si este merece mi aceptación.
Veréis, muchachos de Viego, en mi pueblo hay una hermosa vega por donde serpentea un río, entre chopos que pueden ser milenarios... y... bueno en el nos bañábamos, o nos escondíamos, cuando ya creciditos, o como en el caso que me estoy pensado, en una escapada desde Madríd, se propiciaba otra escapada, con aquella morena del pelo largo, que también vivía en Madrid. pero que si le querías robar un beso, tendría que ser en un cine de barrio en las últimas butacas. En la paz del campo, y cuando la gente sesteaba, aquel verano, hace ya mas de medio siglo... la moza, que como el mozo, había crecido... escogiendo un lugar, entre los zarzales, deban rienda suelta a sus instintos (solo pecadillos sin importancia, entonces prohibidos y a veces castigados) ensayos en el amor: ese aprendizaje, como ya señalo, muy reconducido, según los cánones establecidos.
La moza aquella, seguramente, hoy, es una viejecita, que viaja con el Inserso (! Quien lo hubiera dicho entonces!), sus canas teñidas de rubio, posiblemente tenga hijos, que no le hacen ni puñetero caso, que cuando se van de vacaciones para que les cuide a los nietos, o una visita para pedir algo...! vete a saber!
Y, estoy pensando que tal vez, alguna vez, al igual que yo, cuando se mire al espejo, piense en que fue una chiquilla a la que yo le robé un beso, y que se puso mu colorada, pero que este se repitería. eso si sin ir mas lejos. Ya he dicho antes cuan rígidas eran entonces las costumbres en estos asuntos.
Pero vayamos a aquella historia, antes de que se me escape, si, me procura algunos versos.
ELLA ERA...
Ella era, el milagro que juvenil que se asoma
al mundo del amor. Ella era verso y brisa:
el vuelo mas hermoso, y naciente a la caricia
repentina. Ella-flor bella-crecida y luminosa.
Era ella alegría, de primavera... era hermosa
radiante en hermosura. Alondra coladora, ella,
de las alas de sus labios, dulces: era tierna.
Un sueño, naciente en mieles, su dulce boca.
De sus manos -! ah sus manos locas!- ella era
todo seda, todo sabor, a camino de ternura...
! Que delicia, desprendías sus besos, su andadura
en aquellas caricias largas y placenteras!
Era ella canto de ave, en la pradera, arrulladora
a mi temprano huerto, silfo de inocentes alegrías
en el instante, en que se busca una luna amanecida.
Era ella, en la caricia, amanecer de mil auroras.
Inquieta a veces, y atrevida mariposa venturosa
me volaba de sus alas, de amor siempre amanecidas.
tan sonoras de amaneceres tan en ansias sucesivas,
que me rendía a sus manos... enredaderas juguetonas.
Así era ella, de sus labios del color de la amapola:
llamarada palpitante, en la llamada a la dulzura
galopante en suspiros, próximos a la locura...
Ella era viento y brisa a la vez, y muchas cosas.
J. M (LIBERTAD)