¡Ven a Fanu, Caperucita!, este lugar es el idóneo para esperar a tu lobo que sin duda, merodea por aquí; Pedro lo tiene cerca y cualquier día se encontrará con él. ¡Ten cuidado amigo!, ya sabes que lleva bufanda para disimular, pero... tiene otras armas que utiliza para sus conquistas: Sus ojos acaramelados... etc., etc.
Yo salgo esta noche, quiero verlo, quiero convencerlo de que vuelva contigo por Navidad. ¡Seguro que llegará! Existe, Pedro, existe... y algún día nos encontraremos de nuevo. Al menos, yo lo espero, algunas veces... sin esperanza, pero... espero. Saludos. Así es, Caperucita, "vuelo" por estos montes en busca de tu esquivo lobo. A veces veo sus huellas y siento que lo tengo cerca y otras me pregunto si existirá. De cualquier manera la foto está hecha con los piés en el suelo y la cámara sobre el vacio de los desplomes de la Peña Salón.
Coincido con Manolo, muy bueno tu estilo literario y tu historia, en el fondo creo que todas y todos tenemos un lobo o loba en nuestra vida. ¡Jo, tío! ¿También vuelas? ¡No salgo de mi asombro!