la peral de Mersinda, VIEGO

¿Os acordáis de la peral de Mersinda? parece una tontería pero a los que sois de mi época seguro que os trae gratos recuerdos. Era la hora del rosario y Mersinda como buena devota se dirigía a la Iglesia ignorando que mientras ella rezaba, nosotros aprovechábamos la ocasión para "robarle" las peras; era como un ritual; cuando salía del rosario nosotros ya estábamos en el Cuervu de Baltasar "robando" prunos ja ja ja ¡qué tardes pasábamos! no teníamos ordenador, ni móvil, ni videoconsola, ni... bueno no teníamos nada pero lo teníamos todo porque lo pasábamos bomba y éramos felices a nuestro modo.
Saludos a todos. Eloina
Rosa Mari: Con gran placer, te respondo. Resulta agradable ser mencionado por alguien a quien no conoces. No, no soy de Viego... puede que haya pasado cerca o tal vez haya estado, puesto, que he viajado por Asturias, aparte de haber vivido en Cantabría, largo tiempo, y haber tenido como amigos, a asturianos, fuera de España. Te diría que soy de todas partes, mas de ALLí donde encuentras un amigo, con el que cambiar impresiones, sin buscar nada mas que la amistad. No me importa la edad, lugar de nacimiento...
hola eloina es verdad eso que buenos recuerdos no teniamos juguetes y nos divertiamos con lo mas simple tambien estaba la peral de graciela al lado de mi casa en su corralada y corriamos todas las mañanas a ver si se caian y de vez en cuando algun palazo tambien si no caian solas caian por la fuerza, y en abaños no se de quien era pero habia unas cerezas negras y grandes que tambien ibamos a robarlas y nos fartebamos bien que tiempos y que bueno recordarlo y compartirlo con los que sabemos un abrazo...
Pa`a`ver" resbalar, tanta hira de lastima; Lo inicié con una explicación que no aparece, ya que esta especie de poema, tiene algo que ver, con la edad, el momento, y el cambio que exigía la inqyuetud y me llevó a ese cambio de vida sencilla y mas alterada. Esto está recogido de un oequeño libro, de unos apuntes de los años 49 o 50; una temporada que propició, el hecho de encontrarme estraviado en el Madrid de entonces, esto duró poco, al igual que muy poco también desgastar el lapiz... abía que correr...