TURON: Viztoria Serna: Solo puedo decirte gracias es precioso

Leyenda del Cristo de las cadenas y la calle del Rosal

En una calle de Oviedo
segun cuenta la leyenda
su boda habia fijado
una feliz pareja

Noble y buen mozo es el novio
hermosa y gentil es ella
y un futuro venturoso
parece abrirle sus puertas

Pero el destino traidor
que de todos lleva cuenta
aquellos nombres ha escrito
en rojo sobre su agenda

Faltan muy pocos dias
para tan ansiada fecha
cuando un edicto llega
pidiendo gentes de guerra

Fue necesario partir
sin que santo lazo uniera
aquellos grandes amores
que en Oviedo se recuerdan

Estando en la despedida
llora ella en amarga pena
y para tranquilizarla
el mozo un rosal le entrega

Mientras no florezcan rosas
le dice con voz muy queda
puedes estar bien segura
que la muerte me respeta

Pero si por el contrario
algun dia floreciera
es que mi vida he perdido
en esas lejanas tierras

Estas palabras serian
las ultimas que le oyera
y en su corazon se clavan
como puntiagudas flechas

Pasa el tiempo inexorable
y las noticias que llegan
con frecuencia, de principio
luego mas tarde, escasean

Quien tenga lejos su amado
sin saber de el, bien pudiera
darse cuenta del dolor
que a la joven le afligiera

Por ultimo ni una carta
del mozo se recibiera
ya pasados muchos meses
en larga y continua espera

Y un dia, aparecio
de su casa ante la puerta
un fraile que le llevaba
como ofrenda, unas cadenas

Prisionero el novio estuvo
en sucia y lobrega celda
viendo consumir sus dias
en tan terrible condena

Pudo libertarle el fraile
pero grave mal le aqueja
y ante su posible muerte
le pidio a Oviedo fuera

Contando a su prometida
toda la amarga odisea
y las cadenas llevara
y en su casa las tuviera

Con el corazon partido
la joven fuese a la aldea
donde un cristo milagroso
por el pueblo se venera

En su presencia se postra
y con gran fervor le reza
pidiendo que al ser querido
la salud le sea devuelta

Bajo sus pies deposita
las cadenas que el le diera
y hoy se conoce a ese Cristo
por Cristo de las cadenas

Presto vuelve a desandar
aquella misma caleya
de verdes sebes cercada
que hasta alli le condujera

La razon no justifica
el temor que ahora le entra
pero el corazon le dice
algo que oir no quisiera

y corre desesperada
hasta que a su casa llega
y comprueba con horror
que ya el rosal rosas diera

Y desde entonces la calle
donde la joven viviera
como Calle del Rosal
la gente la conociera
Jose Quintanal

Buenas tardes amigos de Turon un cariñoso saludo

Viztoria Serna: Solo puedo decirte gracias es precioso

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