TURON: Se construyeron cuadras para los caballos en La Cuadriella,...

Por su parte los trabajadores organizaron el PSOE y la Juventud Socialista, impulsores y organizadores del Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias, y dieron a conocer las ideas de Carlos Marx, Federico Engels y Jean Jaures editando el Manifiesto comunista y un compendio del libro El Capital, con los capítulos más fáciles de comprender y de más actualidad. Para domicilio construyeron un buen edificio con un gran rotulo que decía «Centro Obrero. Casa del Pueblo».
Así se deslindaron los campos entre trabajadores y capitalistas en esta localidad. Una de las principales reivindicaciones obreras fue que los patronos reconocieran al Sindicato Minero como representante legítimo de los obreros, lo que no aceptaban los patronos.
No había nada legislado, ningún convenio entre mineros y patronos, se entabló una larga y dura lucha que duró varios años hasta llegar al mes de agosto de 1917 y la gran huelga general que, en Turón, fue unánime, valiente y heroica. Ni la guardia civil, ni las tropas militares, ni los guardias jurados lograron desarticularla ni romper a pesar
de acontecimientos trágicos.
En el pozo minero de la familia Figaredo, entre Peñule y Cortina, los patronos habían construido algunos cuarteles vivienda para mineros y pensaron que por estar viviendo en ellos no tenían derecho a hacer huelga como lo estaban haciendo los trabajadores de toda España. La situación llegó a violentas discusiones y a golpes de mano. Los patronos, que vieron la firmeza de los trabajadores, pidieron ayuda al puesto de la guardia civil de Turón que estaba en La Cuadriella.
El jefe del puesto, el cabo Jacinto, con algunas parejas, salieron inmediatamente a restablecer el orden utilizando incluso las armas de fuego para intimidar a los huelguistas, los cuales les recibieron de la misma manera y con las mismas armas. Se entabló un combate terrible y prendió fuego el edificio cuartel vivienda, pereciendo en el enfrentamiento varios obreros y guardias civiles, entre los cuales estaba el cabo Jacinto, único que llevaron a enterrar al cementerio de Turón y sobre cuya tumba que era muy visitada cuando había algún entierro, pusieron una gran placa con el recordatorio de un gran héroe.

Se construyeron cuadras para los caballos en La Cuadriella, en el nivel primero de San José para los caballos del contratista de madera, en el tercer nivel de San Francisco, en el cuarto nivel de San José, en el primer nivel de San Víctor y algunos más en otras minas. Un invierno ocurrió un desprendimiento de tierra que arrastró los cuarteles de La Cuadriella, pero no hubo que lamentar victimas y la compañía los destruyó. Los cuarteles para vivienda eran como una gota de agua en un mar. En el resto del valle había 27 grupos de casas de vivienda con cuadra y pajar con un gran balcón con maíz, con hórreo y con huerto que llamaban Pueblo pero que no eran tales, salvo dos o tres como Villabazal, Villapendi, Carcarosa y poco más. El resto no pasaban de ser grupos de viviendas con media docena de vecinos, casos de Peñule, Cortina, Cabojal, Santa Marina, Bárcena, La Cuadriella, La Veguina, La Caba, Los Valles, El Riquixu, La Felguera, Lago, Piedrafita, Misiego, Villandio, La Ceposa, SanJusto, San Andrés, La Rabaldana, La Vegona, Tablao, Linares, Urbiés, y algunos otros como El Canabatán, San Pedro y poco más. Todo era insuficiente para poder albergar la enorme afluencia de trabajadores que deseaban instalarse en el lugar.
En tal situación la moral de los obreros era muy baja y comenzaron a buscar vías que cambiaran su situación. Las ideas socialistas de Pablo Iglesias se iban abriendo paso, penetrando en la conciencia de los trabajadores.