TURON

Habitantes: 5.873  Altitud: 300 m.  Gentilicio: Turoneses 
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Situación:

Turón es una parroquia del concejo de Mieres, en el Principado de Asturias, España. Se encuentra a 9.4 kilómetros de la capital del concejo, Mieres del Camino, y tiene una extensión de 25,3 km²

Ayuntamiento:

Mieres del Camino

Fiestas:

Santo Cristo de la Paz (14 se septiembre)
San Roque y La Magdalena (15 de Agosto) Villabazal

Historia:

Parroquia que pertenece a Mieres. El Valle de Turón es un conjunto de barrios, lugares, aldeas y caserias. Tiene 50 Km2.
El documento más antiguo sobre Turón es del año 857 y en él Ordoño I cede la iglesia de S. Salvador de Oviedo, las ermitas de S. Martín, S. Andrés y la de San Justo Pastor.
Su valor paisajístico es notable, está rodeado al norte, sur y este por el cordal de Logalendo, cordal de Urbiés, monte Polio y sierra de Navaliego (hoy declarado paisaje protegido). La cota media de las sierras supera los 1000 m., siendo la cima de Burra Blanca (1156 m.) el techo del valle. Sus características especiales condicionaron históricamente el poblamiento, aparece como una prolongación lineal urbano -rural en la que se mezclan las viviendas, barriadas e instalaciones industriales. El área comercial y urbana se localiza en La Veguina, La Cuadriella, La Felguera y San Francisco. La población alcanza unas 4979 personas. A partir de 1960 que alcanzó los 19000 habitantes, coincidiendo con la crisis del carbón se inicia el despoblamiento que mantiene aún sus constantes.
El valle se articula en torno a la AS-337. Desde la misma arrancan carreteras locales que dan comunicación a los diferentes núcleos de población.
En infraestructuras de esparcimiento y senderismo, dispone de 3 parques y 5 sendas; sus bosques están cubiertos de hayas - robles - castaños - etc.
Turón contabiliza 285 explotaciones ganaderas y una cabaña bobina de 1927 cabezas.
Sobre este paisaje vegetal tan diverso tiene su solar la fauna autóctona, la arquitectura popular de las aldeas (hórreos, paneras y molinos). Todo este patrimonio natural unido a un amplio número de elementos de arqueología industrial (más de 100) catalogados por C/Codet. A lo largo del valle se emplazan yacimientos castreños ya catalogados (Serron, Casillina, El Collau, Artusu, Villandio, Armiello, Rozadiella, Sarabia y La Colladiella. Vestigios de la época romana en S. Justo. Aparecieron restos medievales en epigrafías, ermitas, casonas, etc.
La huella industrial minera comenzó en 1867 en Cortina “Coto Paz”. En 1880 la Hullera Metalúrgica Belga inició sus trabajos en “Los Caciones” y en 1890 empiezan los trabajos en la zona la Llama. En el año 1880 Turón tenía 2600 habitantes, aumentando a 9866 en el año 1919. En 1992 comienza el cierre de explotaciones.
Los trabajos mineros han dejado importantes secuelas, no sólo medioambientales, sino sociales, con más de 250 víctimas mortales y multitud de mutilados físicos. El Valle de Turón ha sido declarado por la corporación municipal como “patrimonio histórico de la minería asturiana” que tratan de recuperar y mantener el rico patrimonio encajándolo para proyectos culturales, turísticos en el marco natural del valle.
Los elementos más destacados son los castilletes e instalaciones anexas de los pozos San José, Santa Bárbara y Espinos. Este último, construido en 1902, se considera el segundo más antiguo de España (y que en estos momentos se está rehabilitando). La Cuadriella se ha convertido en polígono industrial. Aún guarda elementos para conservar como son la central eléctrica, su chimenea y varias instalaciones del siglo XIX.

Más de 200 bocaminas y unos 6.400 trabajadores llegaron a concentrarse en el valle mierense de Turón a mediados del siglo XX. En el año 1880, vivían en la zona 2.600 habitantes. Apenas dos décadas después, en 1919, la población aumentó a 9.866 residentes merced al desarrollo industrial. El artífice principal fue, sin duda alguna, Hulleras del Turón. La localidad es ahora una de las zonas más deprimidas de la comarca. Y su población apenas supera los 6.300 habitantes.

Los orígenes de la empresa Hulleras se remontan a 1890. Por esta fecha, inició su actividad en el valle formando un coto minero de 5.198 hectáreas. De forma casi paralela lo hacía también la mina ´Clavelina´, propiedad del matrimonio Ortiz y Nemesia Lastra, en la zona de La Llama. Medio siglo después, concretamente entre los años 1940 y 1960, el valle contaba con centenares de minas en activo. Según los expertos, "fue el de más densidad de minas por kilómetro cuadrado sin parangón en el país". De hecho, sólo Hulleras de Turón contabilizaba a finales de los sesenta más de 6.400 trabajadores. Ahora, poco queda de aquella realidad.

DECADENCIA Entrado el año 1968, la primera empresa minera turonesa se integró en la estatal Hunosa. Justo 30 años después, en 1998, hacía lo mismo Minas de Figaredo. El cierre de explotaciones en el valle empezó, no obstante, varios años antes.

En 1992 dejaron de funcionar las primeras minas. La paralización de los pozos se produjo de forma rápida y al mismo tiempo paulatina. Llegados nuestros días, sólo permanece operativo en la zona el Pozo Figaredo, aunque no por mucho tiempo. Según los planes de la estatal Hunosa, la explotación cesará su actividad en menos de dos años.

Los resultados de más de un siglo de historia se concretan en apenas un número. Más de 250 personas fallecieron en las profundidades de las explotaciones mineras del valle y millares de trabajadores, imposibles de contabilizar, quedaron mutilados de por vida físicamente. Personas que trabajaron en pozos ya desparecidos como La Balanza, cuya plataforma se ubica en una cota de 690 metros, o El Rincón, que no llegó a funcionar. Pozos también como Espinos, inaugurado en 1926, San José (1957), el pozo plano de Fortuna (1938) o el Santa Bárbara, que bien le han valido al valle la declaración por parte del Ayuntamiento de Mieres de ´Patrimonio histórico de la minería asturiana´.

Su nombre, según el profesor Guillermo Tejada, es un hidrónimo prelatino, redundante y en aumentativo, debido a su río y valle: Desde " (A) T+ur-on", "Río (-río)" -grande o importante". Seguramente una pervivencia desde la Edad Antigua.

TURÓN (SAN MARTIN): felig. en la prov. y dióc. de Oviedo (5 leg.), part. jud. de Pola de Lena (2 1/2), ayunt. de Mieres (1 1/2). SIT. en terreno montuoso con inclinación al O,; CLIMA templado y sano. Tiene 400 CASAS en los l. de Urbies, Collado, Tejera, Pedrero, Fabucosa, Dochal, Vallicurra y varios cas. Hay escuela de primeras letras frecuentada por 50 niños, cuyos padres dan al maestro la retribución convenida. La igl. parr. (San Martin), de la que es aneja la de Sta. Maria de Urbies, se halla servida por un cura de término y patronato real. También hay 5 ermitas que ninguna particularidad ofrecen. Confina N y E. Mieres; S. Figaredo, y O. el concejo de Aller. El TERRENO es muy fértil; comprende varios montes, y le baña un riach. sobre el cual hay un puente de piedra y 6 de madera; y confluye en el r. de Lena á dist. de una leg. PROD.: escanda, maiz, patatas, arvejos, castañas, avellanas y otras frutas; hay ganado vacuno, caballar, de cerda, lanar y cabrio; caza de perdices, liebres, corzos, osos, jabalíes y lobos, y pesca de truchas y anguilas, IND.: la agrícola, molinos harineros y 2 batanes, PORL.: 400 vec, 4,600 alm. CONTR.: con su ayuntamiento (V.).
* Diccionario Geográfico – Estadístico - Histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Pascual Madoz, 1848.

Turismo:

Como en cualquier otra comunidad de la región, ?con la invasión romana llegó el proceso de romanización, del que en Turón queda algún rastro toponímico. Tras un largo período de tiempo, en el año 711 se inicia la invasión de los musulmanes al solar patrio y, por lo tanto, el desmantelamiento de la monarquía visigótica. La posterior persecución de los cristianos por parte de la barbarie sarracena acarreó la muerte de muchos creyentes. Otros huyeron hacia las tierras del Norte, adentrándose en Asturias y salvando la gran barrera de la cordillera Cantábrica. Entre ellas parece ser que hubo un grupo de frailes eremitas que encontraron un rincón apartado y virginal, cubierto de densos bosques y con un especial microclima. Descubrieron el valle de Turón, el lugar ideal como refugio, misión y culto.

Se asentaron en la ladera meridional del monte Cogollu, a una altitud de 740 metros. Buscaron el regazo de ese monte sobre una pequeña planicie. Fundaron un monasterio y su capilla. En ella depositaron un arca -de la que eran portadores-, en cuyo interior e custodiaba alguna reliquia de los niños mártires: Justo y Pastor. Así nació San Justo, considerado, por algunos autores, como el asentamiento humano más antiguo del concejo de Mieres.
La referencia escrita más antigua sobre este lugar parte de un diploma real del 20 de abril del año 857 por el que el rey Ordoño I dona a la iglesia de Oviedo diversas iglesias, villas y monasterios, entre los que se encuentran las iglesias de San Martín de Turón y San Justo.
Sin embargo, los orígenes de San Justo algunos autores lo sitúan ya en la Prehistoria. Se supone que se ejercía el culto precristiano en el lugar donde se ubica la ermita. Se hallaron algunos restos, y es más que probable que el pozo situado a la derecha de la entrada sea el último vestigio del lugar que ocupó un dolmen o piedra sagrada ligada a una divinidad o culto. No debemos olvidar otros enclaves de las mismas características localizados muy cerca de aquí, como son el castro del pico Escucha y el castillo de Murias.

San Justo y su iglesia se convertirían, con el transcurso de los años, en un centro de peregrinación que gozó de gran renombre dentro y fuera de la región durante toda la Edad Media. Además constituyen una de las muchas variantes del Camino de Santiago, como el camino que desde Ujo pasaba al Carbayu de Langreo por el Mayáu Porrín. El gran prestigio conseguido fue debido, fundamentalmente, a los milagros atribuidos a sus mártires, que curaban toda clase de dolencias.

En la actualidad San Justo se mantiene muy bonito, y es uno de los lugares más atractivos del valle. Una estrecha carretera procedente del barrio de La Rebaldana serpentea la ladera meridional del monte Polio y confluye en la aldea que se estira a lo largo de una buena vega, asentada en lo cimero del valle Cogollu.
Se compone de once casas, de las que solamente una está habitada regularmente. Ocasionalmente, y sobre todo en época estival, casi todas son ocupadas por sus antiguos vecinos, que están llevando a cabo en ellas un trabajo de restauración. Aún se puede contemplar la edificación que originariamente fue el cenobio y hospital de peregrinos; en un dintel de entrada al antiguo monasterio está grabado un llamativo epígrafe. Otra de las mismas características, pero fechada en el año 1795, se puede contemplar en el dintel de la entrada a una casa contigua. En otra casa próxima a la ermita, y sin duda dependiente antes de ella, se observan dos lápidas grabadas, una de las cuales tiene un epígrafe que data del año 1681.
En el conjunto rural de San Justo, sus viviendas de vetusta arquitectura alineadas anárquicamente a lo largo de sus caleyas, envuelven la ermita, que ha sufrido en las últimas centurias alguna transformación. Se tienen noticias de que la primera de las reformas data del siglo XV.

En el siglo XIX, y con motivo de la invasión francesa, la capilla fue saqueada por los militares galos y restaurada posteriormente por sus feligreses. En el año 1934 los avatares revolucionarios destruyeron la ermita; al reedificarse se suprimieron el cabildo y uno de los arcos de entrada. Otras obras de menor cuantía sucedieron a las anteriores, hasta llegar a nuestros días.

Gracias al cuidado de sus vecinos, la ermita se conserva limpia y en buenas condiciones, dentro de lo que cabe. Destaca su retablo, de madera policromada y de estilo churrigueresco, realizado en el siglo XVIII y que todavía se conserva, si bien espera la necesaria restauración.
En el último siglo, con la llegada de la minería, San Justo fue una isla ajena al deterioro del medio natural que padeció el resto del espacio. La incomunicación secular, a excepción de los caminos tradicionales, y la apartada situación geográfica, lejos de los núcleos industriales, también fueron otros de los factores que han contribuido a mantener virgen su impecable ecosistema rural hasta nuestros días. San Justo es, en definitiva, la referencia de todos esos valores que aún conserva el valle de Turón, por lo que son muchos los aficionados al senderismo y a la bicicleta de montaña los que, siguiendo el balizaje de sus senderos, cruzan por este lugar, atraídos, sin duda, por sus atractivos naturales e históricos.
La comunicación
El pueblo es accesible para toda clase de vehículos, pero desde aquí se recomienda la visita a través del sendero señalizado.
La señalización del sendero que nos acerca a San Justo pone en valor también el patrimonio minero de los pozos de San José, Santa Bárbara, Espinos, el Polvorín, la bocamina de Espinos, el Mecheru, artilugio minero único de las Cuencas que aún se conserva, así como el molín de Pandel y el castro de Escucha, que fue catalogado por J. Manuel González

Este articulo es recogido de un articulo de "La nueva España" firmado por Angel Fernández Ortega