POLA DE LENA: SANTA CRISTINA DE LENA...

SANTA CRISTINA DE LENA

JOYA DEL PRERROMANICO ASTUR

Edificado no lejos de Felgueras y sobre La Vega del Rey, conservase afortunadamente el templo dedicado a San Pedro y San Pablo, erigido por el abad Flaino, como se lee en la inscripción votiva.

En el siglo XII había desaparecido el monasterio, si ha de creerse al Padre Argaiz, y la ermita en que paró la Iglesia con tierras y heredades que tiene el contorno, se anejaron al monasterio de San Salvador de Valdedios, por donación del emperador D. Alfonso VIII. No hemos podido comprobarlo, mas en el incendio del archivo de Valdedios en el año 1.348, pudo destruirse el privilegio a que se refiere Argaiz, y lo habrá el visto en alguna copia, so no es también que la tradición obtuvo la noticia; pero resulta indudable que en el siglo XV Valdedios poseía terrenos próximos a Santa Cristina de Lena. (1)

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Atribuíase en el siglo XVI a Ramiro I la fundación del ermitorio, y haber construido por allí un palacio cuyas ruinas y cimientos se mostraban entonces el lugar que por sincopa llamaron “Paz del rey” así como Vega del Rey a la que esta cercana; tradición fortalecida por el hecho de que junto a las Iglesias del Naranco, de Ramiro I también y a las que se parece mucho en su ornamentación la de Santa Cristina hubiese dispuesto edificar el propio soberano “Patalia et balnca pulchra atque decora”, según cotáneos anales, pudiendo haberse elegido de igual suerte para estancia real en este lugar.

La semejanza identidad a veces, del templo de Santa Cristina con los otros fundados por Ramiro I, y en particular con el de Santa María del Naranco, erigido en el año 848 induce a creer próxima la fecha de esas construcciones, hipótesis aceptada por la mayoría de los arqueólogos que las estudiaron, y en donde se apoya la opinión general de que la capilla de Lena es obra del siglo IX.

Aislada sobre un cerro por el amor a la soledad, permanece después de diez siglos esa delicada labor del arte cristiano, donde místicas abejas susurrando oraciones, fabricaron la miel de su vida penitente.

La pequeña ermita se hace notar desde luego por su traza. Lo reducido de sus proporciones, su quebrada perspectiva que contribuyen a formar no ya los ángulos entrantes y salientes de los muros, sino treinta y dos contrafuertes prismáticos que la flanquean, ofrecen un conjunto en extremo agradable, cuya armonía interrumpe el moderno campanario que pesa en la fachada principal del oeste. En forma de cruz griega se agrupan cinco cuerpos de edificación, acusados perfectamente así en la base como en la elevación de fachadas.

Descuella por su capacidad y altura el central, que es cuadrilongo, y al extremo de sus ejes están situados con simetría los otros cuerpos, mas bajos, menos capaces y de figura cuadrangular, el narthex o vestíbulo, a los pies de la ermita, en el testero el ábside y sendas capillas a los costados.

Un arco robusto, peraltado notablemente, da entrada a la iglesia por el narthex, de donde no pasaban los catecúmenos y los penitentes, pequeño recinto que, con el ábside y las capillas, tiene solo de área unos 2 x 1,79 metros y esta cubierto con bóveda de cañón de muy poca altura, pues mide 2,30 metros desde el piso a la clave. Inmediatamente después hay un portalejo, flanqueado por dos edículos y encima de el y del narthex hallase emplazada una tribuna, con bóveda propia en el tramo que esta sobre el vestíbulo. A esta tribuna, destinada acaso a las mujeres, se sube por una escalera de doce gradas que se desarrolla en la nave única del templo.

Inclusa la medida del santuario, tiene una longitud la nave 7,50 metros por 4,70 de anchura, y aparece cubierta con bóveda de cañón seguido de medio punto, arruinada no se sabe en que tiempo, si bien consta que ya lo estaba en el siglo XVI, reconstruida hace pocos años. En toda la extensión de los muros laterales resaltan arcos de curva peraltada, sobre columnas de liso fuste y capiteles formados por el segmento inferior de una pirámide, invertido y tajado en triangulares facetas, con un cordón por orla, así como la cima y base del capitel. Alternando en las facetas vense toscamente labrados leones y enigmáticas figuras vestidas de ropa talar, con una cayada en la mano, exactamente iguales, (como si las fundieran, dice gráficamente el escritor), a las que en Santa María del Naranco exhornan los capiteles, idénticos también en su forma. Simulando estar pendientes de la cornisa por fajas donde hay esculpidos caballeros en actitud de combatir, caen sobre las enjutas de los arcos, medallones circulares, acordonados en la orilla, y con leones de relieve en su centro. Rompen el macizo de los muros en uno y otro costado de la nave los pequeños arcos que franquean el paso a las capillas, siendo muy de notar en la del norte el restaurado ajimez que la alumbra.

A mas de un metro se eleva sobre el piso norma el santuario que ocupa todo el ancho de la Iglesia, y a el se sube por dos escalerillas de siete peldaños, situadas una a cada extremo, entre las cuales, y al nivel de su primera grada, esta basado el altar. Separa el santuario de la nave no solo su elevación, sino el arco de triunfo que, construido con pobres materiales, recuerda sin embargo los lujosos arcos de triunfo de las Iglesias de Italia y de Oriente, coetáneas de las suyas. Compónese de tres arcos muy esbeltos a los que otros tres escárzanos se sobreponen como en la mezquita cordobesa, tapiados con un muro de sillarejo, en cuya parte central, y lo mismo en las enjutas, se ven a modo de celosías (transnna) tablas de mármol caladas en pequeños arcos de herradura y otras arábigas labores.

La arcada inferior tubo un antepecho que dejaba libre únicamente en los costados el hueco de las escalerillas, y parte de aquel permanece aun cerrando el arco central con tres losas, mas anchas las de los lados que la de en medio y todas esculpidas a manera de fajas perpendiculares cargadas de cruces, estrellas y otras molduras. En el borde superior tiene grabada en caracteres isidorianos, con algunas siglas, una leyenda que aun no ha podido descifrarse por completo.

En la primera y tercera losa, dice las letras de resalto: + OFFERET FLAINUS ABBA IN HONORE APOSTOLOrum Dei + sanCtoRum PETRI PAULI. Y en la piedra del centro, en caracteres rehundidos + ANTISTITA ó ANTISTITAM, que parece ser el principio de un tercer epígrafe ininteligible, grabado a su izquierda en dirección vertical. (2)

En el fondo del santuario, guarnecido también por tres arcos que a los extremos de la nave se apoyan en pilastras y en el centro en pareadas columnas con estría funicular, aun se elevan sobre tres escalones, dos hornacinas, y abierto entre ellas el pequeño ábside con su altar. De única en su extraña y misteriosa distribución califica esta Iglesia el insigne arqueólogo Don José M. Quadrado; y con razón de ellos e admira, pues como si un espejo invisible refractase multiplicados los términos de tan limitado recinto, en ellos a la vista, engañada por la óptica, se aleja de la realidad. Por su estructura típica que permanece intacta desde el siglo IX; por el tono marcadamente oriental que baña el conjunto y resalta en los detalles; por sus dimensiones y por la escasez de recursos con que se fabricó este monumento, difícilmente ha de encontrase otro mas original entre todos sus contemporáneas dentro y fuera de la península Ibérica. (3)

(1) Según documento que se conserva el Archivo Histórico Nacional (caj. 186 - Valdedios documento 114) fechado en “La Pobla de Lena”, a 27 días del mes de abril de 1.430. Autorizan el documento, Pedro Alvarez “el mozo”, Juez del concejo de Lena, y Diego Fernández de la “Veiga del Rei” alcalde de Lena de Yuso.

(2) reseñaron este documento, e hicieron de el un estudio detenido entre otros: Fr. Gregorio Argaiz, escritor 1.675; Francisco Reiter, pintor asturiano que reconoció la ermita en 1.771; Ciriaco Vigil, escritor 1.887; José Caveda, historiador 1.849; José M. Quadrado, arqueólogo 1.855; José Amador de los Ríos, arqueólogo 1.867; La Real Academia de la Historia el 12-1-1.884; Juan Bautista Lázaro 1.894. Respecto a la parte dudosa inscripción votiva, Quadrado leyó, ANTIS STEFANI; Amador de los Ríos, ANTISTITAM, aventurándose a interpretar toda la inscripción; Vigil, ANTITIF ANI; La Academia se propone estudias la leyenda.

(3) Opina así la real Academia de Historia en el informe que sirvió de legal fundamento al Excmo. Sr. Alejandro Pidal y Mon, que siendo Ministro de Fomento, declaro esta ermita Monumento Nacional por R. O. de 24-8-1.885, a petición de la Comisión Provincial de Monumentos Artísticos de Oviedo.

Articulo de Octavio Bellmunt y Fermin Canella, de su obra “ASTURIAS”, Publicada el 1-1-1.895. Tomo II, paginas 306, 307,