Una tarde gris yu lluviosa que deslució el lunes festivo que me esperaba en la Pola. No fuí al río pues al pasar por Sama y Sotrondó ya vi que las orillas del Nalón estaban solitarias y que el cauce, algo mermado de agua, no ofrecía lance alguno.
Visitas familiares de rigor y merienda en el café de Maribel -hoy no tenía bartolos, pero si unas estupendas casadiellas-
Por las calles y plazas de la villa, apenas paseaba algún que otro habitante, con su pàraguas correspondiente.
Dora asomada al...