Abajo en el valle, todavía quedaban restos de la nevada de la noche anterior, pero en los montes que rodean a la población, el manto blanco de este crudo invierno los cubría dándoles una belleza inigualable.

El pasado sábado, me acerqué a Pola de Laviana, con la única intención de pisar nieve; pero, ¡claro!, si no estás en el momento de la nevada, abajo en la Pola, enseguida quedan limpias las calles y, solamente te sorprende las zonas ajardinadas y los tejados blanquecinos de las casas.
, con ese blanco azulado del atardecer. Los montes estaban totalmente cubiertos, pero ¡claro! a esas horas no era el momento adecuado de hacer un poco el "ovella, por los praos"
Enseguida llegó la noche y, me extrañó...