Finales de los sesenta ó principios de los setenta, del siglo pasado. El pequeño, pero apreciado
jardín del surtidor, con sus filas de plátanos (pláganos) y sus hermosas rosaledas, realzaban la modesta, pero querida fuentecilla; donde la mayoría de escolares de la Esxcuela de
Pola de Laviana "Elena Sánchez Tamargo", recuperábamos el aliento, tras las correrías del recreo de las once ó a la salida de la
escuela, a las doce.
Estos "gúajes" de la Pola (hoy en día todos hombres; entre cuarenta ó cincuenta
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