Muy cercana al edifico histórico de la Universidad, por lo que fue llamada
Plaza las
Escuelas durante el siglo XVII. De planta casi triangular, por su vértice superior desemboca la
Calle Ramón y Cajal, que haciendo
esquina con Calle
San Francisco pasa por delante del
edificio de la Universidad; su base la forma un elegante edifico ocupado actualmente por el Registro de la Universidad, por cuyos laterales vienen a dar a la Plaza Riego la Calle los
Pozos y la Calle del Peso. Precisamente por la zona donde concluye esta última se conserva un fragmento de la
muralla sobre el que, a principios de los noventa, se ha colocado un
letrero con la siguiente inscripción: «Fragmento de la muralla erigida por Alfonso X. Siglo XIII».
Presidiendo la plaza se halla un busto del General Riego.
La vida de Riego, llamado El Héroe de las Cabezas por haberse rebelado al frente de sus tropas en Cabezas de San Juan (
Sevilla) para imponer la vuelta a la Constitución de 1812, abolida por Fernando VII, es romántica, liberal, aventurera, heroica, desdichada y trágica. Riego ha sido uno de los grandes mitos de los españoles de los dos últimos siglos como mártir de la libertad. Y en efecto, lo fue. Pero a pesar de existir muchos libros sobre él y del avance documental de Gil Novales, todavía no tenemos una buena biografía de este hombre cuya vida supera la novela. Tuvo, en cambio, cancionero y romancero propios, como buen héroe español, y su nombre designa al único himno nacional que ha sustituido a la Marcha Real. El Himno de Riego, como los romances a él dedicados, participa de la pedregosa retórica que desde Quintana asoló nuestra poesía, pero también posee una fresca ingenuidad, una vivacidad que hace gentil y melancólica su evocación:
«Soldados, la Patria
nos llama a la lid.
Juremos por ella
vencer o morir».