Es una
arquitectura original que se desarrolla a
caballo entre los siglos VIII y IX, época en que el reino de
Asturias está encajonado entre las
montañas y el
mar sobreviviendo a duras penas, aislado del resto del mundo ante la presión
militar de Al-Ándalus y el desierto demográfico en que se ha convertido toda la
cuenca del Duero.
Tres características caben destacar en este
arte prerrománico:
1.- Es una evolución directa de la arquitectura y esquemas decorativos visigodos. No hay que buscarle influencias externas porque no las hay.
2.- Detrás de la construcción de cada uno de los
edificios que conocemos está la mano de la monarquía. Son los reyes los que impulsan y financian su construcción con fines aúlicos.
3.- Como consecuencia de los dos puntos anteriores, el arte asturiano presenta una gran uniformidad y escasa evolución en sus formas a lo largo del tiempo.
las joyas del prerrománico asturiano las encontramos en lo que queda del complejo aúlico que construyó Ramiro I (842-850) en la recién fundada ciudad de
Oviedo. Son
Santa María del Naranco y
San Miguel de Lillo.
Santa María fue una residencia de recreo donde descansar, disfrutar de las magíficas vistas
Formando probablemente parte de un conjunto de edificios más amplio, destinado a residencia fija u ocasional del promotor, funcionó como templo desde al menos los años iniciales el siglo XII hasta su restauración en los años 1929-1934