Art Decò La Casa Blanca, OVIEDO

Edificio singular situado en el número 13 de la calle Uría y portador de una corriente vanguardista conocida universalmente como art déco.

El art déco es un movimiento artístico nacido en Francia en torno a la I Guerra Mundial y consagrado definitivamente en la Exposición Internacional de Artes Decorativas de París en el año 1925, punto culminante. Causa extrañeza que, en el corto apogeo de una década, haya arraigado en Oviedo y ello fue debido a un conjunto de arquitectos que estaban al corriente de las novedades artísticas mundiales. El contexto en el que se desarrolla el art déco en torno a los años 20 coincide con una serie de tendencias como el modernismo decadente, el nacimiento de la arquitectura moderna, eclecticismo, futurismo y hasta el arte abstracto, con los cuales debe competir y, a la vez, diferenciarse en algunos aspectos, de los que no se libraron ni Oviedo ni Gijón, las dos ciudades asturianas donde, casi exclusivamente, dejó una interesante herencia.

Este arte aparece en Oviedo en la última etapa de su desarrollo, con varias construcciones entre las que sobresalieron la Casa Blanca del año 1929, el edificio Chile de la calle Mendizábal, otros dos ubicados en la calle Melquíades Álvarez y en la calle Independencia... sin dejar de mencionar el interior del Cine Santa Cruz.

El arquitecto de la Casa Blanca fue Manuel del Busto. La inspiración primera procede del viaje que hizo a Cuba para proyectar el edificio del Centro Asturiano de La Habana; a su vuelta visitó Nueva York (naturalmente, la Quinta Avenida), Florida y California. Debió de quedar deslumbrado por este descubrimiento artístico o le gustaron tanto sus formas que decidió incorporarlas a su estilo y ensayarlas en algunos lugares de Asturias, entre ellos la calle Uría, llamada a ser la Quinta Avenida ovetense.

La planta no ofrece nada especial importante: repite la tradicional de los estilos historicistas, salvo un recibidor central al modo francés y otras planificaciones interiores. Otra cosa distinta (y aquí comienza su singular aportación) es su composición en altura. Las formas arquitectónicas exteriores se inspiran en edificios religiosos y funerarios a medio camino entre un zigurat oriental sumerio, poseedor en la cima de un observatorio, y de ahí su escalonamiento gradual final, y una mastaba egipcia (pirámide funeraria truncada). La torre, pues, concilia lo vanguardista con lo oriental.

Inmerso en la idea de construir el primer «rascacielos» de Oviedo (por supuesto, inspirado en los famosos neoyorquinos) y dentro de las tendencias del art déco, quiso transmitir a los viandantes la sensación de grandiosidad. Ahora bien, si nuestro andar discurre por su acera, pasa casi desapercibido y sólo se toma conciencia de su originalidad a una distancia adecuada o al revisar las fotos antiguas del paisaje urbano de la ciudad. Entonces se captan en su integridad las propiedades a que aspiraba este rascacielos en tono menor, tal como pudo ser en los años 29-30, recién terminado, sin casas alrededor y rodeado de viviendas unifamiliares con jardín. Poseía un dominio señorial sobre toda la calle Uría. ¿Rascacielos con sólo cinco pisos? Entonces las ordenanzas municipales no permitían otras alturas, pero su torre era un elemento más que acentuaba esa intención.
(27 de Mayo de 2017)

Colabora para mantener este proyecto >>