Yo fui alumno de tu madre en Preescolar, allá por el año 1978. El mayor recuerdo que tengo es la lectura y escritura, bases que quedaron sentadas para siempre. Aficiones ambas que luego ya me inculcaría de modo perenne el Padre José Atienza "El Pepe", quien hizo que, hoy en día, la mayoría de sus ex-alumnos escribamos sin una sola falta de ortografía (a esto también habría que añadirle el dictado diario de Don Ramón Bernardino, durante cuarto y quinto de EGB)
De tu recordado padre no fui alumno, él era el profesor del A cuando yo estaba en tercero, en el C. A mí ese curso me lo dio Don Arturo. Y yo creo que él estaba en otro segundo, cuando yo en ese curso fui alumno de Don Benigno. De Don Luis lo que más recuerdo era su empeño en preparar a su clase para el concurso de villancicos cuando llegaba diciembre. Siempre sonaban de lujo y nos dejaban sin el primer premio a los demás.
Mis recuerdos de 13 años en el Loyola se agolpan en mi cabeza. Esos profesores que te marcan, recuerdo siempre la seriedad y disciplina de Don Aurelio, la simpatía y el ingenio de Don José Rubí, las costumbres del Padre Fortunato, el cigarrillo de ese gran Jesús Espías, los aprobados masivos de Asterio Jáñez, los viajes a Inglaterra con el padre Fidencio, la prolongación del espíritu calasancio fuera del colegio en la parroquia del Naranco con Don José Manuel (nuestro querido "Tapón") y a muchos más. Pero sea hoy mi recuerdo muy especial para los que ya no están con nosotros como Don Constantino, el entrañable padre José Luis Salsamendi, Don Jesús Espías, Don Lorenzo Arcay (mi primer suspenso - en 7º- fue suyo), y ahora tu padre Don Luis (un abrazo fuerte para toda vuestra familia). Ellos han partido para la casa del Padre; algún día nos encontraremos todos allí.
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