Hola Daniel. Qué pena ver tu mensaje tan tarde. No nací en Niévares, pero pasé allí todos los veranos de mi infancia, en la casa de mi abuelo. Ahora Niévares está casi despoblado, no creo que tenga más de 30 vecinos. Es un sitio precioso, situado en un alto, con unas vistas impresionantes. Ahora un poco menos, porque pasa por el valle la autopista del Cantábrico, pero sigue siendo muy bonito. Consta de una casa-palacio con torre y murallas, con sus caserías. Luego, en una pequeña loma, hay una iglesia del año 30, situada en medio de las casas que componen el pueblo, algunas pequeñitas, otras más grandes, con galerías asturianas, hórreos y paneras. Los prados son muy frondosos, y hay muchas pomaradas (huertos de manzanos) Está como a 7km de Villaviciosa, capital asturiana de la manzana y la sidra. También hay una pequeña escuela abandonada, de estilo racionalista, en medio de un bosquecillo de eucaliptos. Cuando yo era niña hábía mucha actividad rural, especialmente ganado vacuno, pero también muchas ovejas y cerdos, conejos y gallinas. En verano venían jornaleros de fuera para la siega, y todo estaba lleno de varas de hierba. Es raro el paisaje ahora que ya no hay varas y que apenas se ven vacas (no nos tocó en el reparto europeo). Bueno, ya ves que Niévares es mi tema. La patrona es Santa Eulalia y hay una pequeña fiesta local en su honor el 10 de diciembre y otra también "importante" a finales de julio, para la Sacramental. Hay una pequeña casita rural allí mismo, pero es húmeda, y no la recomiendo fuera de los meses de verano. En Amandi, a unos 3 km hay una casa que se llama La Casona de Amandi, que está muy bien. También hay campings por la zona y en Villaviciosa muchoos hoteles. Muy cerca está el Conventín de Valdediós, de estilo prerrománico asturiano, que te recomiendo visitar si vas por la zona. La comida es riquísima, barata y abundante, y nunca falta la sidra. La gente, en general, acogedora y graciosa. Espero que todo esto te sea de ayuda. Si necesitas más información, puedes dejar un mensaje. Un cordial saludo, María