¡Toda la
primavera dormía entre tus manos!
Iniciaste en un gesto la
fiesta de las rosas
y erguiste, enajenada,
esa flecha de luz que impregna los
caminos.
¡Toda la primavera!
Fervores del instante transido de capullos,
gracia tímida y leve del perfume sin rastro,
caricias que despiertan el sexo de las horas.
Brotaron de tus palmas en éxtasis gozoso
los trinos y las brisas. Y tu ademán secreto
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