Si llegas a
Luarca/Ḷḷuarca por la zona de Viḷḷar, sus
casas indianas te ofrecen un recorrido por las residencias de aquellos asturianos que emigraron a las Indias y regresaron con fortuna. Al caminar por la atalaya verás dónde los oriundos se reunían para encender los fuegos y orientar a los
barcos antes de construir el
faro en la punta de Focicón en 1862.