Reposan las botellas de
sidra y los vasos semienterrados en la arena de la
Playa de Poniente, a la espera de la hora del escanciado simultáneo. Los asturianos que las portan no necesitan entrenamiento previo, están acostumbrados a escanciar sidra desde jóvenes.
Recuerdo que en mi
pueblo decíamos que escanciabamos hasta los biberones.