En estas horas de
Verano, cuando no es tarde ni
noche; cuando el sol se esconde tras la campa
Torres, dejando los últimos destellos, entre los
tejados de Cimadevilla; no sabemos a ciencia cierta si es de noche o de día.
Te encuentras tan a gusto paseando con la fresca brisa del
mar Cantábrico que te acaricia suavemente. La gente camina, sin prisa -para que van a tener prisa, si no van a ningún sitio- caminas por andar, por caminar entre la gente y saludar a algún
amigo ó conocido y quedarte charlando de cosas sin importancia durante largos minutos... la cena espera; pero los muchahcos ya son mayorcitos y se las arreglan solos.
Te apetece más sentarte en una
terraza a tomar unos refrescos ó una botella de
sidra, con una ración de algo y ya ir cenado a
casa.
Tal vez lo haga...