Este gran
hórreo, situado en la misma quintana que las casonas de las otras
fotografías y a medio
camino entre ellas, espera una pronta restauración que lo proteja de los daños que sud dos siglos de
historia y la impericia de su constructor, al adoptar una altura tan escasa de los trabes para un vano entre pegollos tan amplio, la han hecho padecer.