Este gran recinto y su precioso entorno está usado por 4 marujas de Samartín que se reunen a tomar café y jugar al parchís. Un espabilado hizo gestiones para montar una residencia geriátrica privada. Digo yo: ¿no podrían ponerse de acuerdo Ayuntamiento y Obispado y dedicarla a temas sociales-turísticos y asegurar su manetenimiento?
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