La yerba del prado crece
sobre la cruz que los arcos unía;
no se oye ya el toque del Avemaría
en son melanconico de las campanas
sola, triunfante, grave, soverana,
levántase la pila, donde un día
gentes sencillas a rezar venian.
Por sus ruinas abanza lentamente
una vaca, por la Iglesia derruida;
de las ultimas lluvias agua pura
bebe dentro de la pila, con sed ardiente
vencida el templo queda en el cumplida
la gran consagración de la Naturaleza
sobre la cruz que los arcos unía;
no se oye ya el toque del Avemaría
en son melanconico de las campanas
sola, triunfante, grave, soverana,
levántase la pila, donde un día
gentes sencillas a rezar venian.
Por sus ruinas abanza lentamente
una vaca, por la Iglesia derruida;
de las ultimas lluvias agua pura
bebe dentro de la pila, con sed ardiente
vencida el templo queda en el cumplida
la gran consagración de la Naturaleza