En el pasado siglo,
tenÍa San Juan costumbre
de ir de merienda al Tombo
a comer el quesin de Beyos
que son los quesos de Ponga
que a San Isidro se ofrecian
untosos cremosos, muy ricos
de leche de vaca. Cabra, oveja
de esta mezcla de leche
olorosos perfumados y naturales
pastos de nuestras montañas.
Todos sentados en corros
por familias o edades
el que podía llevaba tortilla
que acompañada de buen vino
vino que sabe a bota
cuanta alegría, bailando la jota
Los rapazuelos, del Caleru
el botijo llenaban
para apagar la sed
que el quesin les daba
A la orilla de la carretera
de paso para en Tombu la Espinera
nace un manantial muy buenu
que y llamen el Caleru
de aguas limpias y claras
donde se respira el aroma
a tila, melisa, menta, hierbabuena
arropada por buena sombra
y bancos para sentarse
donde nadie se resiste
a contemplar ducho paisaje
y llenarse el botija
para beber sorbin a sorbin
tenÍa San Juan costumbre
de ir de merienda al Tombo
a comer el quesin de Beyos
que son los quesos de Ponga
que a San Isidro se ofrecian
untosos cremosos, muy ricos
de leche de vaca. Cabra, oveja
de esta mezcla de leche
olorosos perfumados y naturales
pastos de nuestras montañas.
Todos sentados en corros
por familias o edades
el que podía llevaba tortilla
que acompañada de buen vino
vino que sabe a bota
cuanta alegría, bailando la jota
Los rapazuelos, del Caleru
el botijo llenaban
para apagar la sed
que el quesin les daba
A la orilla de la carretera
de paso para en Tombu la Espinera
nace un manantial muy buenu
que y llamen el Caleru
de aguas limpias y claras
donde se respira el aroma
a tila, melisa, menta, hierbabuena
arropada por buena sombra
y bancos para sentarse
donde nadie se resiste
a contemplar ducho paisaje
y llenarse el botija
para beber sorbin a sorbin