BELEÑO: Y continuando con el río Ponga, Que tradicionanmenten...

Y continuando con el río Ponga, Que tradicionanmenten se consideraba como el río Sella, " Jovellanos, es sus diaríos" Así nos lo hizo saber.

En tus ocultos remansos Ponga ha humillado su altanera cabeza el aguila; el astuto raposo y el temeroso lobo á lenguatadas, mientras con ojos inquietos y atentos cuidaban su entorno, el ruiseñor, el papin colorau y otros tantos interumpieón su madriguera para bajar á tí, las mansas ovejas y las aventureras cabras sumergen sus redondos hocicos y revolvierón el limo con sus duras pezuñas.
Al dejar la paz del puerto vas pasando por los pueblinos que un día viste nacer y has movido los molinos con pesadumbre y has dejado blancas las coladas, los mazos de un batan.
Mas allá de los pueblos, te esperara la tierra sedienta sobre las que te esparcerás y daras savía a los vegetales.
Despúes los hombres detienen tu corriente y te obligan á rendirles luz y fuerza que ellos saben traer a sus hogares adheridos a sus metalicos hilos.
Y nadie piensa más en ti, como no sea para profanarte, languidamente adsorbido por las arenas cuartenarias, prosigues tu eterno viaje à través de la mantuna provincia. Atrás dejas los gallardos alamos, robles y hayas, castaños y cerezos y ahora bañas las raices de robustas encinas. Mas adelente nada... la pelada llanura no te ofrece nunguna sombra.
Y despúes la ciudad te injuria con su inmundicia y se mofa de tu pobreza y tu mansedrumbre. ¡Y tu sin embargo, eres puro, hermano río!
Estas mismas aguas, hoy ultrajadas, cayerón dulcemente, sobre mí, como una bendición en forma de vellones de nieve, allá el lo alto en el Biforcu, Ardosil y San Juan de Beleño, no hagais escarnios con nuestros rios, ír á berle vrillar, donde nace, a sentirle cantar en los regatos a sumergir tu cuerpo en sus aguas sutiles y tambien termales de Mestas.
Díchoso tú,; más dichoso que nadie, por que conoces lo más grande: vas al Océano y de su inmensidad pasará. s á la otra inmensidad: la del espacio. Bogando bajo en forma de una niebla transparente, pasarás sobre esta tierra poblada por seres inquietos y ruines. Donde guimen por la sequía, dejárás caer la lluvia. Y seguirás tu ruta hacia las nobles cimas de los montes, que has de abrazar como viejo amigo amigo que vuelve.
Yo te emplazoa llí, hermano río, y espero recibirte sobre mí todos los años, combertido en blandos copos de nieve que caen dulcemente, suavemente que despiertan el alma un indecible gozo de vivir.